Llevamos varios meses escuchando sobre los “ninis”, jóvenes en nuestro país que no estudian ni trabajan, y recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mide su existencia y los compara entre países. De acuerdo a sus más recientes datos, en México se incrementaron 0.5% entre 2008 y 2010, alcanzando el tercer lugar entre los países de la Organización.
¿Qué tan real es esta cifra? El número es real, pero como una simple cifra no nos dice mucho.
En México se consideran como jóvenes a quienes se encuentran entre los 12 y los 29 años, sin embargo, por ley sólo deberían trabajar los mayores de 14 años cumplidos y es con esta restricción que tenemos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que elabora trimestralmente el INEGI.
Sin embargo, el enfoque que tiene el gobierno, muchos de los académicos, los medios y organizaciones internacionales es, por pura lógica, uno muy erróneo.
Al presentar los datos Pedro Lenin García, estadista de la División de Indicadores de la Educación de la OCDE, dijo que:
Esto quiere decir que los factores de empleo y los factores familiares pueden estar pesando fuertemente en esta proporción de jóvenes que no están empleados y que tampoco están en educación.El enfoque que se sugiere es que los jóvenes deben estar estudiando o deben estar trabajando, como si no hubiera opción para que se desarrollen en otras actividades productivas aunque no remuneradas.
De la misma ENOE podemos observar que de los jóvenes que pudiendo trabajar, no lo hacen y que tampoco trabajan, el 85% dijo estar ocupado en labores del hogar (en su mayoría mujeres), esto quiere decir que aunque no reciben un pago por su trabajo, sí están realizando actividades. Eliminando a estos jóvenes, la cifra se reduce a 2.1 millones de jóvenes, una cifra aún alta.
Ahora, si la idea detrás de los “ninis” es conocer cuántos jóvenes no están haciendo absolutamente nada de su vida, debemos eliminar también a quienes aunque no estudian ni trabajan sí está buscando insertarse en el mercado laboral, es decir, todos los desocupados. Si hacemos esto tenemos a sólo 778 mil jóvenes que no hacen nada
de su vida.
Tampoco debemos despreocuparnos y enfocarnos en señalar los errores de una cifra que muchas veces se usa más como ataque político que como un indicador de la eficacia de las políticas públicas. Desafortunadamente la noticia de la cifra de “ninis” no supera el anuncio con bombo y platillo de la falla en políticas educativas y laborales; lo que se debe hacer es entender qué hay detrás de la cifra para entender la problemática.
Por ejemplo, el trabajo en el hogar no es malo si se toma la decisión de hacerlo porque contribuirá al plan de vida de los jóvenes. Incluso no es malo si surge como una necesidad en casos como los embarazos no deseados entre los más jóvenes, aunque sí es preocupante; analizando la cifra podríamos desglosar cuántos se encuentran en esta situación y poder enfocar políticas específicas en ese sector. Además, con los datos del INEGI podemos saber con qué grado de escolaridad se encuentran cuántos de estos jóvenes.
La cifra de “ninis” es algo que no se puede tomar a la ligera y se debe analizar a fondo. Pero, sobre todo, es ejemplo de que también se debe cambiar el enfoque y dejar de pensar que en la sociedad ser productivo significa trabajar o estarte formando para ello, esa visión deshumanizada de la Economía debe quedar superada pronto.Imagen: La Jornada Michoacán
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