El viernes 24 se hizo patente uno de los errores más grandes de la Policía Federal en lo que va del sexenio, cuando se dio a conocer que una camioneta del servicio diplomático de Estados Unidos había sido acribillada por elementos de la SSP. El saldo fue de tres heridos, quienes viajaban en el vehículo en la carretera México - Cuernavaca, a la altura de Tres Marías. Horas después del suceso, la Marina y la Secretaría de Seguridad Pública emitieron un comunicado confuso, en el que se justificaba la acción como una equivocación durante un operativo. Han pasado tres días desde el acontecimiento y no se ve nada claro.
¿Realmente se trató de un error de la Policía? De a poco, han surgido preguntas sobre qué ocurrió realmente en ese tiroteo. Lauren Villagran, del Christian Science Monitor -uno de los diarios más respetados en Estados Unidos- publicó el domingo un artículo con una serie de dudas sobre el tiroteo. La periodista menciona que, de tratarse de un error, sería el indicio de una estructura de mando rota y cuestiona la supuesta reestructuración de la policía durante el mandato de Calderón. Al respecto, William Booth, del Washington Post, apunta:
Si la policía federal jaló el gatillo, se marca una vergüenza mayúscula para el gobierno mexicano, quien ha recibido millones de dólares en equipo y entrenamiento para el sistema de justicia como parte de un paquete de ayuda de 1.6 mil millones [de dólares] al combate anti-drogas por parte de Estados Unidos.
Aunque se maneja públicamente como un accidente, hay varios detalles que levantan sospechas. Uno de ellos es que los oficiales de la embajada no han identificado a los empleados que fueron heridos. Es más, hasta ahora, ninguna dependencia en Estados Unidos los ha reconocido. La DEA, el FBI y la oficina de Migración han negado que se traten de trabajadores suyos; lo mismo el Pentágono negó que fueran soldados, mientras que la CIA declinó hacer comentarios.
En México, Jorge Carrasco de Proceso, presume que en la camioneta viajaban dos agentes de la DEA que buscaban a Héctor Beltrán Leyva, escoltados por un oficial de la Marina, por lo que algunos medios califican al hecho como una emboscada. ¿La Policía Federal -en colusión con el crimen organizado- disparó a la camioneta para detener a estos elementos? La suposición se sustenta en que no hay muchas razones para abrir fuego sin razón evidente y que debió existir algún otro motivo. Incluso la CNDH sospecha que pudo tratarse de una acción orquestada.
Otra de las hipótesis que circula es que en el vehículo viajaban dos asesores externos de seguridad, vinculados a un supuesto Proyecto Espartaco, mediante el cual, el gobierno de Estados Unidos y México contrataría a una empresa privada para trabajar dentro de los cuerpos de seguridad mexicanos.
Según Dolia Estévez, de MVS en Washington, se trata de Jess Hoods Garner y Stan Dove Boss, quienes habrían sido contratados para crear “una unidad de élite de baja intensidad.” De acuerdo con esta teoría, el hermetismo de Estados Unidos sobre el tema tiene que ver con los problemas en México de reconocer la actuación de agentes extranjeros en labores de seguridad en suelo nacional -algo que ya habíamos oído en otras ocasiones, como en los correos filtrados de Stratfor-. ¿Por qué se necesitarían este tipo de contrataciones? Para desactivar (o al menos, entorpecer) la red de corrupción e influencias interna en los gobiernos de EE.UU y México con los narcotraficantes.
Como podemos atisbar, el caso podría ser la punta de un iceberg. ¿Se trató de una equivocación, como afirma la SSP? ¿Fue una emboscada planeada para evitar la captura de Beltrán Leyva? ¿Quiénes viajaban en el vehículo y por qué iban acompañados de personal de la Marina? Victoria Nuland, vocera del Departamento de Estado, señala que la investigación correspondiente será conducida por las autoridades mexicanas. Por lo pronto, ya hay 12 elementos de la policía detenidos y el siguiente paso será que expliquen las razonespor las que dispararon a la camioneta. Aún queda mucho por esclarecer en el misterio de Tres Marías.
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