El trabajo de periodismo se ha visto profundamente afectado en los últimos años por el crimen organizado. Las constantes desapariciones, asesinatos y amenazas a reporteros, los ataques a medios de comunicación, sumados a la omisión y falta de garantías para realizar el trabajo por parte de los gobiernos, no han cesado. Como resultado, la situación no ha hecho más que colocarnos como el segundo país más peligroso para ejercer esta profesión según una ONG ligada a la ONU. Por su parte Reporteros sin Fronteras nos coloca en el lugar número 149 -de un total de 179- en cuanto al respeto a la libertad de prensa, seguido de países como Afganistán, Pakistán, Irak, Libia y muchos otros, en su mayoría de la región árabe y el continente africano.
No se vislumbran posibilidades de mejorar la situación, a pesar de que se supone que ya se estableció una Ley para la Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Todo parece indicar que el daño será de largo plazo, ya que se está afectando hasta el ámbito de la formación: la Universidad de Morelia (UDEM) cerró la carrera de periodismo por temor de los padres a los riesgos. La noticia, dada a conocer hace unos días, señala que la suspensión durante este ciclo escolar de la impartición de clases, se debe a que ya no cuenta con la matrícula necesaria de alumnos inscritos en la carrera, de acuerdo a lo establecido por la Secretaría de Educación Pública.
“Las condiciones laborales, económicas, políticas, de seguridad y sociales, no están para proteger a los periodistas” dice el Rector de la UDEM, Ariel Vladimir Muñoz Prado. Quien también comenta que los padres de familia tienen desconfianza por estos motivos y son ellos quienes tienen un 50% de la decisión sobre la carrera que estudiarán sus hijos. Y no hay forma de contradecirlos, ni al Rector ni a los padres, si tan solo hace tres días el estado de Michoacán estaba a la cabeza de los titulares por los enfrentamientos que ahí se han suscitado.
¿Y como daño colateral? Pues claro, nada más y nada menos que las pérdidas en materia de democracia, derechos humanos, divulgación y pluralidad que tendrá México, ya que no hay país desarrollado, fuerte y equitativo que pueda considerarse como tal sin medios de comunicación independientes, capaces de analizar puntos de vista, de criticar al que se equivoca, de denunciar al malhechor y de levantar la voz ante el abuso. Aún no lo lográbamos, pero estábamos en el camino. Ahora al parecer se nos pinchó la llanta.
Foto: Claudio
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