martes, 28 de agosto de 2012

Mexicanos desconfían de los legisladores y no les interesa la vida política


Salimos a la calle, hablamos con nuestros conocidos, leemos los comentarios de los sitios de internet y nos damos cuenta de que no confiamos en la clase política.
Una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica parece indicar que para los mexicanos el hacer política ya no es sinónimo de lo que muchos llamaron “el arte de gobernar”. Para muchos el término escapa del ideal y compromiso de entregarse por la polis, la comunidad; y más bien es sinónimo de un mundo de corrupción donde sólo ves por ti.
San Lázaro
En primer lugar salta a la vista que la desconfianza no sólo implica no creer en ellos, sino que genera en los mexicanos un sentimiento de apatía y desinterés por la vida política del país. El 80% de los encuestados no sabe el nombre de su legislador y entre el 50 y 60% no saben qué partido político lo representa en alguna de las Cámaras del Congreso.
Ahora, en caso de que el ciudadano se anime a participar en la vida pública y tenga un propuesta de ley que pueda llevarse al Congreso, no se acercaría a su legislador. El 30,5% de los encuestas dijo que buscaría el apoyo de los medios de comunicación, 12,6% iría con su gobernador, 10,6% con su presidente municipal, sólo el 9,2% de acercaría a su diputado, y 7,2% se acercaría al movimiento #YoSoy132.
Pero no todos los mexicanos son apáticos a la vida política. Al preguntarse si le interesaría ocupar un cargo público el 72.4% dijo que no, el 25.5% dijo que sí y el resto no respondió.
Lo importante de esta pregunta son las motivaciones de la respuesta. Por ejemplo, de quienes contestaron que sí ocuparían un cargo público, el 62% dijo que lo haría para crear leyes justas; 13% dijo que lo haría porque “no se trabaja y se gana bien”; 11% simplemente por lo que se gana y 2% porque tendría poder e influencias.
Entre quienes dijeron que no participarían, 36% fue porque no les interesa; 28% afirmó que la clase política es corrupta; 11% porque le daría vergüenza, 5% porque lo considera riesgoso y 2% porque es aburrido.
Cruzando estos datos podemos concluir que: el 36% de la población, participe o no, considera el ser político como algo que se aprovecha para beneficio propio; al 26% no le interesa la vida política y sólo el 17% cree que desde una posición política se puede beneficiar al país, aunque no necesariamente crea que sucede actualmente. Del resto, a falta de información, no podemos conocer su opinión.
¿Por qué desconfiamos de los legisladores y de los políticos en general? Por que a lo largo de la historia de nuestro país, se ha demostrado que la élite política (restringida a la mayoría de los ciudadanos) se ha beneficiado de su posición, dando lo mínimo a la sociedad y acaparando mucho para ellos. Es no es sorprendente. Lo que me resulta preocupante es que, al parecer, esta situación se ha grabado en la mente de los mexicanos como algo que es así y no se puede cambiar. El ideal del quehacer político se ha visto ensuciado por quienes se aprovecharon de él, sumiendo a la sociedad en un estado de apatía.
Claro, hay unos pocos que sí se interesan y creen que se puede luchar por espacios en la esfera política. Lo vimos hace unos meses con el colectivo #ReformaPolíticaYa, quienes consiguieron una reforma política con demandas ciudadanas que, aunque no fueron todas las pedidas, dan señales de esperanza. ¿Podremos en el largo plazo cambiar estas cifras? Esperemos que sí.

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