En alguna ocasión, en una de esas pláticas en que tratas de “resolver el mundo”, le comentaba a la otra persona que tal vez hace tiempo (décadas) aquí en México sí se podía considerar que el nivel económico iba de la mano del nivel educativo, pero actualmente no es así. Por lo mismo me parece que cuando se habla de clase media, el término ha quedado un poco vago y no proporciona una imagen clara de las personas que aquí se consideran. Por lo que me llamó la atención una nota que apenas me encontré de The Washington Post sobre lo complicado que es en México definir a la clase media.
En su brevedad, el texto señala que a diferencia de EE.UU., en donde el término se establece en relación al tamaño de familia y los ingresos, en México los economistas aplican otras características para medirla, como el acceso a los bienes del hogar, el cuidado de la salud, el consumo, el acceso al crédito, la educación, la seguridad alimentaria, etc.; y la señala como una estadística más bien politizada, dependiendo de la conveniencia de lo que quieran reflejar del país. ¡Ah poco!
Según el gobierno considera que actualmente el 48 por ciento de la población mexicana es de clase media, y la OCDE la considera en un 50 por ciento (no hay gran diferencia). Pero lo curioso es que en términos de autopercepción, el 65 por ciento de la población mexicana se considera de clase media, entonces ¿qué concepto tenemos nosotros mismos de lo que es la clase media? y no lo pregunto sólo por definir un aspecto económico, sino porque en consecuencia, en esa clase media se tienen ciertas expectativas. Lo más sano para un país es que aumente la clase media, porque es indicativo de bienestar general e idealmente de que se tendría una mejor sociedad, pero ¿será que aquí se cumple eso?
Yo pensaría que la clase media a parte de tener cierto ingreso, son personas o familias que tienen cubiertas sus necesidades básicas de alimentación, servicios, salud, vestido; tienen oportunidades educativas, pueden estudiar hasta el nivel bachillerato todos sus miembros e incluso hasta licenciatura en una universidad pública; y pueden darse algunos lujos como el irse de vacaciones de vez en cuando, adquirir un coche del año aunque sea austero y hasta en una de esas conocer otro país. Y obviamente de una persona con estas características, por sus oportunidades, su experiencia de vida y su educación se esperaría, no una misma ideología -eso no, para nada- pero si un comportamiento similar en ciertos aspectos sociales básicos y es ahí donde se me rompe el esquema, porque te topas con situaciones tan ilógicas como ver a una persona muy bien vestida, en coche lujoso, que se toma un café y el vaso lo tira en plena calle. Personas que con sus ingresos, cómodamente se la pueden pasar de fiesta en fiesta, vacaciones y diversión pero en su vida han leído un libro. O personas que se suele identificar como “humildes” que si te los topas por la calle quieres ver de donde sacas para ayudarle, pero si te invitan a una boda, un bautizo o unos XV años, es un pachangón de más de 300 invitados, con comilona, música y harto alcohol. Y por el otro lado te topas con personas que tienen estudios de licenciatura, gustos refinados, de comportamiento muy respetuoso y sin embargo un nivel de ingresos bajísimo, que los tiene todo el tiempo en la cuerda floja. O personas que vienen de zonas rurales, que pasan hambre, pasan pobreza, pero dentro de sus condiciones son limpios, respetuosos, honestos (no porque no deban serlo, pero lo son más que otros que no les hace falta nada).
Todo, claro está, es consecuencia de nuestros graves problemas de mala educación, malas condiciones laborales, una gran cantidad de empleos informales, desigualdad, hasta cuestiones de impunidad y poco respeto a la autoridad. Pero la cuestión es que si el 65% de la población nos consideramos de clase media (y obviamente entre el 35% restante estarán la clase alta y la baja) ¿no entonces más del 65% de la población deberíamos, mínimo, mínimo, no tirar basura en la calle, respetar normas de tránsito, vaya, saber lo que es vivir en sociedad? Definitivamente, muy aparte de las conveniencias políticas, concuerdo en que aquí es difícil definir la clase media y sobretodo encontrar una imagen que te la refleje con claridad.
Foto: eneas
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